HABLEMOS DE PELICULAS

sin destino

Anuncios



 

 

comentario Hace bastante tiempo que no se realizaba una película de western de la vieja escuela y esta cinta tiene la atrayente utilización de los códigos de este tipo de entregas, en el que un interesante director como Mateo Gil (Nadie conoce a nadie) realiza una narración simple, en donde la historia fluye a un ritmo parsimonioso pero homogéneo y los diálogos son interesante y que aportan a la calidad del relato y si a esto sumamos la extraordinaria elección de Sam Sephard (Magnolias de acero) quien demuestra todo su bagaje y logra transmitir todo el agotamiento de un vetusto hombre, a quien la vida lo dejo atrás, en un rincón perdido del mundo, porque se nota que el director esta influenciado por los grandes del western americanos como Ford y Huston, incluso haciendo pequeños homenajes o guiños al genero como las eternas cabalgatas en los espacios despejados, plagado de hermosas imágenes de las montañas y los desiertos en grandes tomas abiertas, aunque en rigor no aportan en demasía los flashbacks que aparecen de vez en cuando, nos remontan a su época juvenil, la de la amistad sincera y el sabor de la aventura. por eso esta película es una autentica evocación, en un viaje interno y melancólico a través de los viejos y entrañables recuerdos, de aquellos polvorientos caminos que nos tenia acostumbrado el western de la era dorada.

Anuncios

Anuncios